
Aunque no nos fijemos, cada vez que damos un paseo por las riberas del Ebro nos acompaña toda una multitud de aves.
Petirrojo, fácil de ver e identificar.
Pequeños pájaros, garzas, patos… ¡hasta gaviotas! Basta con caminar con algo de atención para poder disfrutar de su colorido o sus ágiles movimientos.
El río, rico en alimento, permite que podamos disfrutar de ellas al lado de casa. Además, los movimientos migratorios de las aves nos permitirán disfrutar de unas aves en verano (las estivales), otras en invierno (las invernantes), y otras que están todo el año con nosotros.
Garza real, en el Ebro. Al fondo, aunque algo borroso, un martinete que aún no tiene el plumaje tan bonito que caracteriza a los adultos.
Si quieres conocerlas sólo tienes que salir al río, acompañado o disfrutando de un momento de soledad. Para aprender puedes contactar con algún amigo que entienda, con un guía profesional, o disfrutar del abundante material que encontrarás por internet.
Un macho de pardillo, con vivos colores durante la primavera, nos mira con curiosidad al fotografiarle.
Un carbonero, ave muy abundante, nos mira mientras sujeta una hormiga alada en el pico. ¡Las aves son poderosos insecticidas!
Mucho más complicados de identificar, podemos ver a los “zarceros”. Ver e identificar aves puede ser un interesante juego en el que vamos aprendiendo poco a poco e identificando aves cada vez más complicadas.
Muy abundantes, los mirlos suelen ser confiados y fáciles de ver. En cuanto sepamos algo más podemos diferenciar con facilidad machos, hembras, y jóvenes. Tampoco es muy difícil disfrutar de ellos en parques y jardines, buscando con qué alimentarse entre la hojarasca.
En esta foto, un grupo de cormoranes disfruta en la orilla del sol de la mañana, después de una pequeña sesión de pesca.
Una garceta común. Ave de la que casi seguramente podremos disfrutar si damos un paseo por los alrededores del Puente de Piedra, buscando alimento por las orillas o en las islas que forma el río. Al atardecer se juntan para formar «dormideros» y pasar la noche, por lo que en los árboles de la ribera a veces veremos grandes sombras blancas guardando un árbol.
Armados con cámara de fotos y prismáticos, y sin olvidar la gorra para el sol o el abrigo… ¡salgamos a descubrirlas!